La semana santa me parece el mayor
derroche de hipocresía posible. La gente sale a pasear y a ver salir los pasos
fingiendo tener una fe que nunca existió. Muy pocos acuden a ver los desfiles
con verdadera vocación cristiana. Muy al contrario, ven la semana santa como
una excusa para no ir al trabajo y poder salir a pasear con la familia. No es
que yo sea precisamente un devoto, pues ni profeso religión alguna ni tengo
intención de hacerlo, pero tampoco finjo tener una falsa ilusión por algo que
no me la crea. De verdad considero que la gente tendría que hacer autocrítica y
autosincerarse con ellos mismos y con el resto. Reconozcamos las cosas tal y
como son y llamémoslas por su nombre.
Además, esta semana santa ha sido
especialmente negativa para mí. Lamentablemente han ocurrido varios sucesos de
fallecimientos que han ensuciado las fiestas. Por desgracia (por lo menos para
algunos), nadie se ha planteado guardar un luto por estas muertes y dejar algún
día sin pasos. Con un minuto parece suficiente para recordar a unas personas
que ya no están. Y la verdad que no soy muy afín a este tipo de actos porque no
van a devolver a esas personas a la vida, pero me parece verdaderamente
asombroso que ni siquiera por un momento se haya pasado por alguna cabeza la
idea de interrumpir un día la fiesta para recordarlos. Las fiestas, claro está,
se suspenden por algo importante; la lluvia. De hecho, en algún lugar de España
he visto como mucha gente derrochaba en alguna ocasión un sinfín de lágrimas
por no ver a “su” cristo salir a pasear. Eso sí merece el llanto y la
pesadumbre, no las muertes de vete a saber quién, personas que, al fin y al
cabo, ni conocíamos (ni conoceremos). Que más dará si las familias están
sufriendo o no, lo que importa es lucir un año más a toda la “tropa celestial”
como si nada hubiera ocurrido.
Creo que la sociedad española
necesita muchos cambios. Quizás algo más de humanidad no estaría de más. Sólo
quizás. Estamos viviendo una época de gran inestabilidad política donde nadie
sabe qué sucederá, si habrá de nuevo elecciones o se formará al fin ese ansiado
gobierno. Y lo peor es que parece que sea lo más importante (mejor dicho, lo
único) el formar un gobierno como sea. Da igual si de izquierdas o de derechas,
da igual si con mejores o peores políticos. Probablemente algo de culpa tenga
la pésima clase política que hemos tenido en estos últimos años, pero eso no es
óbice para que seamos coherentes y queramos lo mejor para España, al fin y al
cabo, lo mejor para todos. Está de moda criticar a esta profesión y en algunas
ocasiones con mucha razón. Pero primero tenemos que hacer análisis de nuestros
actos. Mucha gente defrauda a Hacienda, hace irregularidades variadas, en fin,
“roba” dinero a España. Y me pregunto, ¿si hacemos este tipo de actos, no haríamos
lo mismo en su situación? ¿no puede ser que la única diferencia entre ellos y
nosotros sea simplemente de posibilidades, esto es, que quien puede roba más y
quien no menos?
Preguntémonos a nosotros mismos por
todo esto, tratemos de ponernos nuevas metas y saneemos nuestra sociedad y
nuestra cultura. España necesita cambios, pero cambios de todos nosotros. Puede
ser que el fallo no sea solamente de otros, sino que también sea nuestro. Leer
un libro de Marías, España inteligible, me ayudó a entender la verdadera
historia de España y a darme cuenta de la gran cantidad de mentiras que se
habían vertido sobre ella. Comprendí la necesidad de que la propia sociedad
“dibuje” su propio camino y su finalidad. Ahora es el momento de volver a plantearnos
cuál es el que queremos para nuestro país. Si queremos que el resto de Europa y
del mundo nos vea como los gandules y ladrones, o por el contrario queremos
revertir esta situación y demostrar de verdad de qué estamos hechos. Tenemos
que gritarle al mundo entero que tenemos unos principios, unos valores
infranqueables. Que somos un Estado donde no sólo se respetan los derechos de
los ciudadanos, sino que se promocionan por los poderes públicos como dice
nuestra Constitución. Que disponemos de la fuerza para llegar a la potencia que
estábamos llamados a ser y que quizás algún día fuimos. Demos una lección a
todos y construyamos una España mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario