jueves, 25 de agosto de 2016

Justicia y derecho

Quizás uno de los mejores conceptos sobre la justicia sea el que en su día señaló Ulpiano. Para él, la justicia consistía en “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo suyo”. Por lo tanto, la justicia aparece como una actividad humana y la misma es relacional per se, pues requiere de otras personas para llevarla a cabo. El derecho, desde esta concepción, sería el objeto de la justicia, es decir, “lo suyo”, lo de cada cual, lo que a cada persona corresponde. El objetivo principal era tratar de concretar “lo justo”. De alguna manera, se quería evitar que los derechos quedasen en manos de teorías procedimentales y que se pudiese de manera “objetiva” señalar que corresponde a cada cual. Sin embargo, considero que precisamente por la finalidad que esta teoría tenía le debemos dar alguna concreción ulterior si no queremos que quede vaciada de contenido.

Si esta concepción queda formulada en estos términos abstractos, creo que ni la justicia ni el derecho cumplen el cometido que en su día se les atribuyó. Hablar de una persona justa en términos generales es una utopía. Lo más sensato es tratar de diferenciar los distintos ámbitos en los que nos desenvolvemos las personas y ver en cuál de ellos se es justo y en cuál no. Por ejemplo, propongo diferenciar entre 4 ámbitos:
  •           El ámbito familiar  
  •      El ámbito de la amistad
  •           El ámbito amoroso
  •           El ámbito profesional

Así, una persona puede ser justa, por ejemplo, con sus familiares, pero no serlo con los amigos. Estos ámbitos no deben ser interpretados como compartimentos estancos y separados, pues puede que una relación pueda estar en varios a la vez. Imagínese, a modo de ejemplo, un compañero del trabajo con el que se tiene una amistad más allá del ámbito estrictamente laboral. Esto último, sin embargo, puede llevar a interpretaciones erróneas. Que una persona pueda quedar subsumida en varios ámbitos no quiere decir que la relación pase a reducirse a un nuevo ámbito llamado, siguiendo con el ejemplo, ámbito profesional-amistad. Para saber si una persona es o no justa, deberá de analizarse su relación de amistad, por una parte, y por otra, su relación profesional. Así, en el ejemplo puesto, podría una persona actuar de modo justo en el ámbito de la amistad e injusto en el profesional o viceversa.

Por lo tanto, y al margen de los derechos naturales que son concretados constitucionalmente, en el ámbito de las relaciones con el resto de particulares, tendríamos que definir qué bienes concretos son los que quedan dentro de cada ámbito. Así, una vez definidos los derechos de cada persona, podremos decir en cada situación particular si alguien está siendo o no justo. Sin embargo, si como señaló Ulpiano, la justicia requiere habitualidad en los actos, para ser justo tendríamos que actuar dando al otro “lo suyo” en todos y cada uno de los ámbitos. Por eso señalé que hablar de justicia en término generales es una utopía, porque es muy difícil ser justo en todas las relaciones de nuestra vida.

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