Para comenzar con este artículo vamos a partir de una frase acerca de la actual Constitución Española: “bonita por fuera, podrida por dentro”. Para tratar de explicar y justificar esta afirmación llevaremos a cabo un breve análisis de aquellos aspectos que nos parecen claves para construir unas adecuadas bases en una sociedad. Y es que, el título de esta obra ha sido escogido de forma totalmente intencionada. Y ello, porque precisamente vamos a tratar aquellos aspectos que entendemos que están correctamente regulados –luces– y aquellos otros en los que ello no es así y en los que producen problemas interpretativos –sombras–. Tales oscuridades en la redacción podrán venir producidas por decisiones conscientes y voluntarias o no, pero lo cierto es que no cumplen con los requisitos de precisión y claridad necesarios en toda norma –máxime si estamos ante la norma jurídica suprema del ordenamiento–. Aunque quizás no se aprecien las implicaciones que estas cuestiones tienen, el tema de estudio no es baladí, pues influyen, per se, en nuestras vidas.
Sin embargo, conviene precisar una cuestión de orden previo. No debe entenderse de lo anterior que seamos unos acérrimos defensores del principio de seguridad jurídica. El mismo puede provocar que algún jurista que otro pierda su cordura y extienda su aplicación hasta límites insospechados. Tales interpretaciones nos parecen, a todas luces, insostenibles, pues se está olvidando que, a pesar de su relevancia, no deja de ser un principio. Quizás tales interpretaciones tengan su razón de ser en la influencia de un añejo y decrépito positivismo jurídico. No es momento de entrar a estudiar a fondo las incoherencias y los injustificados planteamientos del mismo, baste con destacar únicamente que estos anacrónicos planteamientos llevaron a que algunos colegas perdieran “la chaveta”, sirviendo de fundamento teórico, por ejemplo, del sistema nazi.